Mark Michel y Rosaq Macías Reyes, Deutsche Welle
El número de estudiantes es reducido: sólo cinco forman parte de un pequeño seminario en la Universidad de Leipzig. Uno de ellos es el estudiante polaco Jakub Sokol, un becario que estudiará durante un año en dicha universidad el idioma y la cultura sorbios, una de las carreras menos frecuentes del mundo. «Fue una gran sorpresa para mí cuando me enteré de que todavía hay sorbios en Alemania», comenta el estudiante de Ciencias Políticas de veinticuatro años. Los sorabios, comenta él, son como hermanos porque también son un pueblo occidental eslavo como los polacos.
Como en el paraíso
Los sorbios en Alemania son una minoría reconocida. Su patria es Lusacia, en la zona más noroeste de Alemania. Jakub Sokol está entusiasmado con el ambiente familiar del instituto: «Todos se conocen, los otros estudiantes y el profesorado son muy amables y se ayudan unos a otros.»
Sólo treinta estudiantes están inscritos en la carrera de lingüística sorbia en diversas promociones. La mayoría son sorbios de nacimiento y estudian en Leipzig para dar clases, ya que en Lusacia carecen de personal cualificado.
La región de Sajonia asegura a todos los egresados de lingüística sorbia un puesto de trabajo como profesor, el paraíso en tiempos de crisis e inseguridad laboral. Leipzig y la lingüística sorbia
Tras la Segunda Guerra Mundial, dicha carrera se podía estudiar en la RDA en la Universidad de Leipzig. La lengua sorbia, un idioma de una minoría no aceptada oficialmente entonces, obtuvo por primera vez el status de lengua oficial, se comenzó a enseñar en las escuelas y por lo tanto se necesitaban profesores. «La Universidad de Leipzig tenía sobre todo carreras de humanidades, en Dresde, por el contrario, técnicas«, aclará el catedrático Eduard Werner del Instituto de Lingüística Sorbia, por qué dicha carrera se estudiaba en Leipzig.
Los sorbios como minoría nacional
Jakub Sokol se interesa por la pequeña minoría del oeste eslavo desde el punto de vista de un politólogo. Algún día escribirá su proyecto de fin de carrera sobre los sorbios, porque le fascina la abundancia de la cultura sorbia, las costumbres, el idioma y la identidad. «Me interesa la creencia religiosa, ya que la mayoría de los sorbios en la actualidad son católicos, lo que fomenta la unidad entre la gente«. El catedrático Eduard Werner lo confirma. Quien aprenda una lengua de una minoría se integrará muy rápidamente en esa minoría. «Los franceses notan enseguida si un extranjero habla francés. En cambio, cuango alguien hable sorbio en Alemania, los alemanes creerán que es un sorbio, independientemente si lo habla bien o mal». Aunque no siempre es una ventaja, ya que con frecuencia hay «xenofobia» hacia los sorbios, pero esto hace que los sorbios se unan más aún. Jakub Sokol quiere experimentar en su carrera cómo lucha esta minoría para preservar su cultura, y por eso aprende el idioma. Si además se es de un país eslavo, más fácil todavía.
Una familia de lenguas
Marianna Koliova, que se sienta junto a Jakub en el curso de gramática, estudia en Bratislava filología alemana y eslovaca. «Realmente los eslovacos pueden entender sorbio, porque ambas lenguas son eslavas». Cuando se estudia sorbio en la universidad no es solamente una carrera de lingüística, sino además sobre cultura, historia y geografía. Es una carrera de filología tan normal como las otras filologías. «Los estudiantes tienen lingüística, literatura y ciencias culturales y, además, tienen que aprender, como los filólogos alemanes, alemán.»
Marianna Koliova y Jakub Sokol aprencian de Leipzig el ambiente familiar e internacional y, sobre todo, el reducido número de estudiantes, y en el Instituto de Lingüística Sorbia, los profesores y docentes están dispuestos a escuchar con atención a sus alumnos.